Riendo en la penumbra de tu insípida melancolía
La cual no tiene ni dueño ni destino
Ni claros y oscuros, ni sueños o sentido
Volando en las sombras de tu inexistente sonrisa
Perdido en el palabrerio triste que a todo le busca un porque
Hundido por la razón que te da altura
Hundido por el amor que no tiene ternura
Cómodamente triste con el hecho de llorar
Casado con la lluvia
Apadrinado por el otoño
Y bendecido con sus hojas
Me digno hoy a reírme de esta eterna locura.